Por José Manuel Ramírez
Al conmemorar los 492 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en México, el Padre Raúl de Jesús Díaz Saldaña, vicario parroquial de San José Obrero, en Tala, recordó que “El Prodigio Guadalupano” no solo se celebra en México, sino que ha cruzado fronteras y es una celebración mundial.
“Este acontecimiento que hoy celebramos con gran fiesta, despertó gran ilusión en un pueblo, pero particularmente en personajes muy específicos, un indígena (San Juan Diego), que fue el privilegiado de poder verla aparecida (a la Virgen de Guadalupe) y después, miles sobre un ayate; y aquél acontecimiento se renueva año con año en un día como hoy”.
Dijo que México es un pueblo privilegiado por la Virgen María porque aquí se quedó para siempre en un ayate, prodigio que no solamente se celebra en México sino que “ha cruzado fronteras, y en el mundo entero todos mirando a la Virgen de Guadalupe voltean a ver también a esta nación”.
Aseguró que el encuentro de María con el pueblo mexicano en su caminar cristiano, viene a ser el consuelo, protección y amor.
Pidió a los fieles que se congregaron en el Templo de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicado en la colonia del mismo nombre, en Tala, que recuerden acudir a la Virgen en momentos de alegría y de tristeza.
“Dios nos ama hermanos, cuánto amamos a Dios y a María” dijo el Padre Raúl durante su homilía. “Y cuando nos dejamos acompañar por ella (La Virgen María), hermanos, lo más seguro es que nunca viene sola, basta ver su vientre para descubrir que que hay viene el fruto bendito, hay viene Jesús, se encamina con ella, presuroso también, junto a su madre, para atender las necesidades de sus hijos, Dios nos ama”.
Pidió seguir el ejemplo de María en obediencia a Dios, en el amor por Dios y en el amor por los demás.
Con una ofrenda de pólvora, culminó el novenario de fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe en la Parroquia San José Obrero de Tala.