UN ÁNGEL QUE DEJÓ HUELLA EN LA FUERZA AÉREA MEXICANA

Por: Victor Galindo/ TEN/ Región

Ser fotógrafo periodístico es una actividad, por si misma, algo complicada; pero si a ese “ojo crítico” le agregamos, agilidad, una agilidad que se adelantó al “clic” de la cámara, entonces esa capacidad toma otro nivel.

Así lo dejó manifestado el lente de los equipos fotográficos que Esteban Ángel Centeno, capturó en imágenes a su paso por la Fuerza Aérea Mexicana.

 

Por tal habilidad, desarrollada años atrás, mucho antes de la avanzada tecnología, que llegó para hacer mucho más sencilla una actividad demandante como la fotografía, sustituyendo aquellas horas de cuarto obscuro, los revelados, las placas y sobre todo la alquimia obligada para transformar la imagen capturada en un momento cautivo en el tiempo y el espacio.

 

En la actualidad platicarlo parece muy sencillo, pero no lo era en lo más mínimo; por esta singularidad y la calidad lograda en su trabajo profesional, este viernes 04 de octubre, El Consejo Directivo de la Asociación del Colegio del Aíre, de la Fuerza Aérea AC, otorgaron un reconocimiento al Teniente Oficinista, Esteban Ángel Centeno, por su loable labor, dejando huellas fotográficas históricas a su paso por la Fuerza Aérea Mexicana.

 

Entre las fotografías logradas por el decano de la lente, se encuentra una en particular, captada de la cabina de un avión a otra nave a la par, pero en asenso (paralelo), la cual ha sido motivo de orgullo a nivel nacional.

 

Así lo recuerda Ángel Centeno, “era el año 1957 Juan Gil Preciado era el gobernador, yo me desempeñaba en el laboratorio del periódico el Occidental, un día llegaron hasta ese lugar unas personas y me dijeron, pronto tráete una cámara, hay que ir a tomar unas fotos, con el gobernador, se va a presentar un general. Tomé la cámara, pero yo no era fotógrafo; llegamos al lugar y empecé a tomarle fotos a quien era el titular del entonces, escuela militar de aviación, el Gral. Roberto Salido Beltrán, fundador del Colegio del Aire en 1960”.

 

A sus 17 años, el joven empleado en el cuarto de revelado del Occidental, ganaba apenas 8.00 pesos diarios, y al no tener un fotógrafo disponible para ese requerimiento, optó por afrontar una responsabilidad periodística, sin imaginar que esa acción daría un giro a su vida, uno al que le seguirían muchos más en pleno vuelo.

 

“Al terminar el evento oficial, el General Salido Beltrán me llamó y me pidió que le entregara un juego de las fotos que le había tomado y se las llevara hasta las instalaciones de la Escuela Militar, en Zapopan, a lo que le respondí que no tenía ni bicicleta para ir, lo que después de una risa sonora, me dijo que no me preocupara por eso, pero que se las llevara al día siguiente”.

 

La sinceridad y sencillez mostrada por aquel humilde joven, cayó en gracia del militar quien al día siguiente ya lo esperaba, pero en compañía de otros uniformados, así lo platica Esteban Ángel, “había unos 10 militares con el general, en una mesa muy larga; le entregué las fotos y una a una las fue observando muy serio, por lo que pensé que no le habían agradado. De repente, su rostro se suavizó y se refirió a los demás militares diciéndoles, miren este trabajo, este jovencito hace lo que ninguno de aquí, vean que buen trabajo”.

 

Como las fotos fueron de la aceptación y aunado a ellas, el joven Ángel Centeno le había llevado unos periódicos donde se habían publicado algunas fotos del evento donde el general Salido Beltrán aparecía acompañado por el Gobernador Medina Ascencio, la simpatía y agradecimiento del militar se manifestó ampliamente, “me encargó otros dos juegos de fotos y más periódicos para enviar a sus allegados, entonces me preguntó, ¿Cuánto gana usted joven? Y le mentí, le dije que, como 15 pesos al día, pero no llegaba ni a 10 pesos, entonces me dijo, le ofrezco trabajo, vengase aquí con nosotros, le pagaremos 30 pesos diarios, era un dineral”.

 

Durante 43 años de permanencia en la fuerza Aérea Mexicana, Esteban Ángel Centeno activó los equipos fotográficos para captar imágenes muy emblemáticas, desde la singular cámara de cortina con una capacidad de 4 mil milésimas por segundo, o la Rolleiflex de rollo 120 de 12 fotos negativo 4×4, equipos a blanco y negro, diferentes equipos japoneses Nikon y la conocida coloquialmente como Panorámica Luxón que toma 140 grados marca Widelux, con lo que dejó testimonios de un sinnúmero de escenas contadas en imágenes.

 

Sin duda un gran reconocimiento para un excelente maestro de la lente, orgullosamente tapatío, que, a sus 84 años de edad, lucidamente comparte sus vivencias, peripecias y andanzas, mientras se encontraba al servicio de la Fuerza Aérea Mexicana.