La aparición sistemática de construcciones verticales en la capital tapatía se ha convertido en un fenómeno invasor en Guadalajara, sin mayores complicaciones, la demolición de casonas antiguas y la aparición de maquinaria pesada forma parte del paisaje urbano que los gobiernos “naranjas” han propiciado, transformando a la perla de occidente, cuya arquitectura fue considerada de las más genuinas de américa latina; ahora pulverizada por las inmobiliarias autorizadas por los gobernantes del partido Movimiento Ciudadano (MC), en donde el presidente municipal de Guadalajara, Pablo Lemus Navarro y el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, son señalados de encabezar una red depredadora del patrimonio arquitectónico tapatío, traficando desde sus cargos públicos con su autoridad, beneficiando a sus “amigos” empresarios de la construcción.
Así lo han venido denunciando diversas agrupaciones de la sociedad organizada quienes de manera frustrante han sido rebasados por el abuso de autoridad, en la lucha diaria para tratar de hacer valer la Ley, que en manos de los incondicionales representantes del poder judicial se ha convertido en ejecutora y represiva, favoreciendo con ello, intereses millonarios a cambio de los derechos humanos de los tapatíos.
Así pues, espacios municipales donde hubo alguna oficina, fueron “adecuándose” para justificar su desaparición, parques que antes eran de los ciudadanos, ahora son accesorios contemplados en los proyectos inmobiliarios para dar mayor plusvalía a los “adefesios” (edificios), que coincidentemente, los cuartos tienen dimensiones mínimas para la habitabilidad.
Sin embargo, el doble discurso utilizado por los gobernantes, municipal y estatal, donde aseguran que los proyectos de repoblamiento, principalmente del centro histórico, responde a la construcción de vivienda, con la recuperación de espacios públicos, cambiando usos de suelo y modificando calles, parques, el transporte público, entre muchas otras cosas; obedece a darle un matiz (maquillaje) de primer mundo para que resulte más atractivo para los visitantes, es decir, los turistas que visiten Guadalajara, tendrían mayor oferta de hospedaje, bajo el sistema actual denominado AirBnB (inversiones de renta corta), es decir, no se trata de viviendas sino de cuartos de hotel.
Al menos 10 mil cuartos han reconocido que se construirán, solamente en el primer cuadro de la ciudad, a ese ambicioso se suman otros que también han alertado los habitantes de comunidades como Huentitán, San Rafael, Jardines de la Paz, Mezquitan, Colonia Americana, Mexicaltzingo, el Santuario, Alcalde Barranquitas, el Retiro y recientemente las inmediaciones del parque Morelos, done se cambió el uso de suelo para justificar la ciudad creativa digital que ahora, lo más creativo que contempla es, habitaciones de 6.0 x 6.0 metros cuadrados.
La autoridad se ha apoderado de las áreas que fueron de carácter público, para el recreo y el sano esparcimiento, ahora resguardadas bajo una figura denominada Agencia de Bosques Urbanos, cuyo personal condiciona el uso de áreas verdes, la convivencia, reuniones, las canchas, ente otros, bajo advertencia de que existen sanciones y requerimiento, dado a que se debe proteger lo que han invertido en su recuperación, pero que realmente obedece a que las construcciones nacientes, incluyen dichos espacios en la plusvalía que ya ofrecen como pre venta de los cuartos y edificios.
Iconia, Gran San Rafael, Alcalde 960 (donde estaba el registro civil municipal número 1), y muchas otras edificaciones se erigen amenazantes contra los servicios que los habitantes demandan cotidianamente, entre otros, agua, drenaje, seguridad, estacionamiento, transporte, vialidades, calidad de aíre, áreas verdes.
Desde siempre, Guadalajara fue considerada una ciudad modelo para propios y extraños, por su clima y hospitalidad, sin embargo, los depredadores inmobiliarios en contubernio con este partido de la alegría, MC; son los principales responsables de la transformación y encarecimiento de la vida en Guadalajara, con esta vorágine inmobiliaria, el impacto que se generará traería consigo, mayor empobrecimiento de los habitantes, derivado de la misma oferta y demanda para ocupar los cuartos planeados, dando como consecuencia que mucha gente más, se sume a la que ya vive en condición de calle por situaciones que los dejaron sin su casa o propiedad; casos similares que acabaron con el patrimonio de cientos de los mal llamados ahora, habitantes de la calle en el centro de la ciudad, los que han hecho de las zonas turísticas como el paseo Alcalde, el ahora llamado “andador del indigente feliz”.
Que seguirá, mientras todos los tapatíos continúan disfrutando del espectáculo GdlLuz y el carrusel francés “gratuitos”, y con tanta “Alegría” en sus vidas, no distinguen la sombría realidad que se está construyendo en su entorno.