ELENO GARCÍA RAMOS Y SU EJEMPLAR LEGADO MAGISTERIAL

Por: Víctor Galindo “Vigaro»

 

«Un pasaje de su historia habla del momento en que el humilde profesor tototlense estando en la sierra de Chihuahua, bajó al pueblo cercano y fue apresado por revolucionarios, a punto de ser fusilado, un General que pasaba, al verlo diferente a los demás, le preguntó, tú que es lo qué haces? Soy maestro -respondió-, de los que enseñan a leer y escribir a los niños? – dijo, sí; Anda bien, sigue tu misión, perdonándole la vida».

 

Está historia fue compartida por quién es su nieto, Fernando Reyes García en emotivo evento bibliográfico, realizado en las instalaciones del actual museo estatal que lleva el nombre «Prof. Ramón García Ruíz», hijo del mentor nacido en Tototlán, Jalisco en el año de 1880.

 

Para algunas generaciones de mexicanos, cinéfilos principalmente en al leer está semblanza encontrarán muchas similitudes o coincidencias de una película mexicana en dónde aquel gran actor, José Elías Moreno, personifica magistralmente al maestro rural en la cinta clásica llamada «Simitrio».

 

El maestro, mentor, docente, profesor e idealista de libre pensamiento, Don Eleno García Ramos vivió una niñez difícil, huérfano de padre e inmerso en la pobreza, encontró en su entorno y principalmente en el ejemplo de su madre, la inquietud para salir de Tototlán, «Lugar de pájaros» en náhuatl y volar lo más alto posible para alcanzar sus ideales.

 

Así dejó atrás a su pueblo, su familia, y acompañado las ganas de salir adelante, se trasladó por los caminos, brechas y barrancos, paso a paso, kilómetros y kilómetros hasta llegar a Guadalajara; era el año 1900.

 

Con 20 años de edad, una formación básica y un deseo de aprender, buscó empleo, logrando ingresar a una escuela para realizar la limpieza, fue el mozo, así les llamaban, sin embargo, combinó su trabajo y su tiempo con el estudio, día y noche, se dedicaba a aprender y prepararse, lo que derivó en la aprobación de un examen académico que las autoridades educativas de aquella época le aplicaron para otorgarle un puesto de maestro de baja categoría.

 

En el evento biográfico, se dieron cita, la historiadora y ex delegada del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH Jalisco) Dra. Angélica Peregrina Vázquez, quien dijo, que resulta relevante rescatar a todos esos personajes que aportaron sus ideales y convicciones para mejorar a la sociedad mexicana.

 

“No todo se representa en un busto o monumento de bronce, o letras de ese material; anteriormente se pretendía enaltecer a los ilustres personajes utilizando el metal que en apariencia luciera como el oro, pero lo que realmente vale la pena es el testimonio de aquellos que comparten las vivencias y las historias contadas de persona a persona”.

 

Por su parte, el representante del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) sección 47, Prof. José Francisco Joya Sol, dijo que mucho se le debe al profesor Eleno García Ramos, quien fue pionero y pieza clave para conformar al organismo sindical que es hoy el SNTE a nivel nacional, mismo que aglutina a más de un millón de trabajadores, siendo a nivel latinoamericano el más grande y a nivel mundial el tercero en importancia, algo que no se hubiera materializado sin la visión del tototlense.

 

Guillermina Martínez en representación del SNTE sección 16 Jalisco, señaló que existe un busto de bronce, en honor y memoria del desaparecido en la explanada de las oficinas gremiales, efigie que fue realizada por uno de los artistas más emblemáticos del arte en nuestro país, Gabriel Ponzanelli.

 

Finalmente, el nieto del profesor García Ramos, Fernando Reyes García, narró de entre sus recuerdos uno de muchos pasajes que quedaron plasmados en su memoria, al recordar como su abuelo se despidió de este mundo en el año de 1967; “llegó a Guadalajara cuando esta ciudad tenía apenas 100 mil habitantes y le tocó ver cuando el crecimiento alcanzó el millón de tapatíos, pero además, aquel hombre octogenario, invidente por las cataratas en sus ojos, tenía entre sus gustos arraigados, todas las tardes interpretar al violín, viejas canciones, sones jaliscienses, pero lo más admirable era que se daba tiempo para ir a la cárcel de Tototlán, en uno de los rincones de las celdas en aquellas camas de piedra, hasta donde llegaba con ayuda de sus nietos (cual lazarillos), formaba y educaba a los elementos de la policía del lugar”.

 

La vocación de alguien que fue precursor del sindicalismo con aquellos movimientos como la Confederación Mexicana de Maestros, la Federación Nacional de los Trabajadores de la Educación (FNTE), o la entonces UEJ.

 

Educador revolucionario, impartió clases al frente de las fuerzas villistas, fue a la sierra de Chihuahua con los tarahumaras y en Jalisco recorrió escuelas rurales ubicadas en municipios olvidados, como Chiquilistlán, Amatitán, Cajititlán, Purificación, por citar algunos. La reseña bibliográfica editada por el gobierno del Estado de Jalisco, a pesar de constar de solamente 20 páginas, revela los valores que sin duda enriquecen la historia del magisterio jalisciense y nacional, desde el aspecto humano de un hombre sencillo, humilde con mucha vocación.