LEGISLATURA CON MAYORÍA MUJERES ¿QUE SE REPITA?

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La actual legislatura LXIII generó amplías expectativas de productividad y ejemplo a seguir, sobre todo por ser la que más representantes del género femenino ha tenido en la historia del Congreso del Estado de Jalisco – 24 de 38 de las curules del pleno -; sin embargo, esas utopías del cambio para mejorar y no caer en los “vicios” que sus antecesoras siendo minoría, pregonaban y soñaban con transformar, no se han visto reflejados.

 

En una frenética aspiración por mostrarle a la sociedad de Jalisco, que ellas, las mujeres, muy mujeres y otras cuyas preferencias distan de lo que a las mujeres les interesa, las féminas se constituyeron en un bloque mayoritario, en número, pero igual de vulnerables a los vicios y temores que sus antecesoras exhibieron.

Poco les ha importado trascender por su trabajo legislativo, pero sí por lo banal y superfluo de las marcas de ropa, calzado, accesorios y vehículos que conducen. Resalta la soberbia en su comportamiento para con sus homologas; las mismas que conforman el mayor bloque de mujeres en el poder legislativo, las que, entre sí, son su propia comidilla, las que simplemente no coinciden con los principios de urbanidad, (hoy obsoletos para algunos y desconocidos para otros).

 

Pues las diputadas, las que llegaron con la intención de demostrar lo diferente que eran de aquellas antecesoras, y de los políticos de siempre, con discursos huecos pero impregnados de altas dosis de perversidad contra todo aquello que oliera a tradicional, se encuentran convencidas de que, han hecho bien las cosas y se merecen repetir en el cargo otros tres años.

 

Ya les gustó el hacerse las importantes y con excesos de ignorancia, protagonismo, sumisión y servilismo; por encima de su propia dignidad de mujeres, no han entendido que su participación dentro del poder legislativo se vio condicionado a la voluntad e intereses de otros voraces políticos.

 

Sus ínfulas de grandeza, han quedado reducidas a la imposición de una indicación, no negociable y mucho menos analizable, simplemente una orden que obedecer para conservar la curul y la esperanza aspiracional que les permita continuar pegadas al erario.

Lamentablemente, lejos de lograr lo que pretendieron, trascender calificando como histórico este ejercicio legislativo, solamente resultará un referente para el análisis sociológico y quien sabe, si en lo político, alcance siquiera un poco de consideración.

 

La LXIII legislatura de Jalisco ha dejado mucho que aclarar a los casi 8 millones de habitantes; sin la austeridad argumentada pero no respetada, con los dobles discursos, las dobles caras que las mujeres, (las que no son como las anteriores) han utilizado para escalar en sus aspiraciones polítiqueras.

 

24 mujeres, unas con mayor trayectoria que otras y otras con más ego que otras; algunas bien letradas y otras sin interés en la preparación; algunas jóvenes, más que otras; unas académicas y otras con padrinazgo político.

 

Once del partido Movimiento Ciudadano, incondicionales al sistema oficialista; cinco del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), tres más del Partido Revolucionario Institucional (PRI); dos del Partido Acción Nacional (PAN), una del Partido Verde Ecologista de México, otra de HAGAMOS y una de Futuro.

 

“Mujeres juntas, ni difuntas” dice un antiguo dicho popular, habría que cuestionarnos como sociedad, realmente se han obtenido beneficios para los jaliscienses, usted padre o madre de familia, siente o percibe esa mejoría en su hogar; duerme tranquilo porque el trabajo que estas distinguidas damas, representantes de los jaliscienses, han realizado un gran trabajo en beneficio de la célula social más importante de cualquier ciudad, la familia.

 

Desgraciadamente, hay argumentos que cada vez nos dejan a quienes observamos las diferentes afectaciones, en una situación de vulnerabilidad, es decir, la crítica no es algo que les agrade, el que sea hacia una parte específicamente de quienes conforman la actual legislatura (hombres y mujeres) puede tomarse como un acto misógino (aunque los diputados varones, tienen otros defectos), lo cierto es que, a muchos de nuestros representantes en el legislativo “ya se les queman las habas” por saltar al siguiente cargo público, llegar más alto o quedarse en dónde ya probaron las mieles del poder.

 

Frivolidad, altivez, prepotencia, incondicionalidad, obediencia, indolencia, protagonismo, intolerancia, son entre otros, los ingredientes que sobresalen de estas singulares personalidades.

Políticamente hablando, las diferencias en el trabajo legislativo, radican en cada una de las idiosincrasias que la componen.

 

Y es que, adentro del Poder Legislativo hay otro tipo de mujeres, las que hacen el trabajo desmenuzadamente, las que han visto pasar a muchas diputadas, las que ante la cada vez, más frecuente limitación del conocimiento profesional de las diputadas, no están conformes con lo que observan y desaprueban la ligereza con que toman decisiones, pisoteando la propia dignidad del género femenino, un buen consejo que recomendaban los abuelos, “para repetir, nada mejor que el bicarbonato”.