Por Salvador Mateo/Economía
Mientras que desde Palacio Nacional la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo celebra el récord histórico de empleos formales, en Jalisco la mitad de la Población Económicamente Activa (PEA) trabaja en la informalidad.
La Asociación Civil México Cómo Vamos reveló en sus Indicadores Económicos 2023 que cinco de cada diez trabajadores jaliscienses se ocupan en un empleo informal, es decir, sin vínculo reconocido ni prestaciones laborales.
El problema es grave si se considera que, según estadísticas oficiales, Jalisco aporta el 7.4 % al PIB nacional, siendo la cuarta economía más grande del país y la entidad se ha consolidado como la locomotora económica de México, destacándose por su economía diversificada que abarca desde agricultura y manufactura hasta tecnología y turismo.
Teniendo en cuenta que, según datos del Instituto de Información Estadística Informática y Geográfica de Jalisco (IIEG), la PEA en Jalisco ascendió a 4 millones 060 mil 655 personas en el segundo trimestre de 2024, son alrededor de 2 millones de trabajadores de la entidad que trabajan con inseguridad tanto en las condiciones de trabajo como en el acceso a derechos laborales: contrato, prestaciones básicas, seguridad social o instituciones de salud.
Especialistas señalan que la informalidad es síntoma de baja productividad y de poco desarrollo para un país, y es común que esté asociada con el desempleo, el ambulantaje, la falta de tecnología y la carencia de seguridad social, así como con los efectos negativos en la recaudación fiscal. Esto contrasta con lo que solía decir el expresidente Andrés Manuel López Obrador “con la economía vamos requetebién”.
El problema no se puede corregir sólo con programas sociales, menos creando otros como se ha propuesto la actual mandataria federal. La constructora del segundo piso de la Cuarta Transformación para impulsar la economía del país, además del aumento nominal de los salarios mínimos, se ha propuesto la continuidad y el incremento de los programas del Bienestar, como el de adultos mayores, apoyo a personas con discapacidad y Jóvenes Construyendo el Futuro, aumento del número de beneficiarios del programa de bienestar de niños y niñas de madres trabajadoras.
No hay otra salida. Los problemas que aquejan al pueblo mexicano sólo los puede remediar el pueblo organizado. La informalidad es derivada de otro problema como el injusto reparto de la renta nacional porque provoca que un grupo pequeño de gente privilegiada, que no llega al medio millón de personas, acumule alrededor del 70 % de la riqueza, mientras en el otro polo están los pobres en diferentes grados, como los vendedores ambulantes, tianguistas, trabajadoras domésticas, entre otros.
El trabajo informal en el país es mucho más grave. Más del 50 % de los mexicanos trabajan en la informalidad, sin un ingreso fijo, sin seguridad social, sin organización sindical, en la absoluta desprotección social. Además, los trabajadores que tienen un empleo reciben un salario miserable que no les alcanza ni para la canasta básica.
No hay que perder de vista que hay muchos mexicanos, entre ellos millones de jaliscienses en edad de trabajar y capacitados, pero también se requiere suficiente oferta de empleos con salarios dignos y prestaciones laborales, pero esto tampoco sucede en México.
Es decir, la pobreza que se hace visible a través de los salarios míseros se agrava con el hecho de que no todos tienen un empleo formal y tienen que sobrevivir trabajando en la vía pública.
Hay muchas coincidencias de que con el gobierno de la Cuarta Transformación se incrementó la corrupción. Asimismo, hay más de 50 millones de mexicanos sin acceso a la salud, a empleo seguro, aumentó el rezago educativo, millones de jóvenes abandonaron la escuela, el sistema de salud está en decadencia, sigue elevándose el índice de homicidios dolosos y un aumento exponencial de la violencia.
Para curar a México de todos los males, se debe concientizar y organizar al pueblo trabajador. Los trabajadores deben hacer conciencia de su fuerza numérica y, juntos, pueden crear una gran fuerza social capaz de tomar el poder de la nación en sus manos y desde allí impulsar medidas que ataquen las causas más profundas de la pobreza y la desigualdad.
La verdadera tarea está en unir al pueblo para llevarlo por el camino de la lucha y de la liberación.