Por: Víctor Galindo “Vigaro”
La información vertida ante los medios de comunicación por parte de la Diputada del partido HAGAMOS, Mara Robles Villaseñor, cual se tratara del descubrimiento del “hilo negro”, ha sido de amplio conocimiento, al interior del Congreso de Jalisco desde siempre.
Sin embargo, la manera como se utilizó la información que presentó el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), sobre el análisis de la nómina del legislativo en Jalisco, no solamente ha sido utilizada de manera premeditada para justificar vicios tan añejos como algunos de los mismos actores en el congreso, quienes han repetido en varias ocasiones su lugar en una curúl y que aprendieron la fórmula para sacar mayores beneficios allegándose de personal “de sus confianzas”, a los que curiosamente se les llama “Supernumerarios”.
Este singular grupo, es el resultado de los acuerdos entre los propios legisladores, quienes, con el pretexto de contar con personal de su confianza, ocupan aquellos espacios estratégicos que el personal de base, debiera desempeñar de manera institucional, lo que al parecer no convence a los diputados.
El anuncio realizado en el Poder Legislativo del Estado de Jalisco por la diputada Mara Robles Villaseñor, Presidenta de la Comisión de Administración y Planeación Legislativa, y el Secretario General, José Tomás Figueroa Padilla, no solamente fue lo más alejado de la objetividad, amañado y discriminatorio; a decir de la secretaria general del Sindicato Independiente del Poder Legislativo del Estado, Mónica Bernal Jasso, “¿quiénes hacen obesa la nómina? Todos sabemos que son los propios diputados, hay una cantidad que se les entrega para contratar supernumerarios y si hay obesidad en la nómina, es por la cantidad de supernumerarios que hay”, dijo.
Argumentó la líder sindical (saliente) que el personal de base, han trabajado por años y se han ganado sus derechos; “muchos de nosotros tenemos de 10 años en delante de trabajar en el legislativo, y para mi gusto los causantes de ese problema son los supernumerarios y ni siquiera han sido tocados”.
En un entendido de que dicho personal de la “confianza” de los diputados, llegaron con ellos y deberían irse con ellos al término de su legislatura, lo cual no se aplica, ejemplo de ello es que en la presente legislatura hay muchos de estos supernumerarios que se sumaron a los que la anterior (curiosamente) “heredaron”.
Otro de los secretos a voces que giran en torno a la importancia de estas personas de “confianza”, es la función primordial que realizan por estar ocupando un puesto y devengando un ingreso, mismo que en la mayoría de los casos, es compartido con el “benefactor” que lo llevó a trabajar con él y para él.
La titular del sindicato independiente, Mónica Bernal Jasso, señaló que no fueron tomados en cuenta para participar en el evento donde se dio a conocer esa información y solamente se invitó al sindicato mayoritario, discriminando la representación del personal que también trabaja para el Congreso del Estado.
“Nosotros somos 156 personas en el sindicato, yo concluyo el día de mañana –jueves 16 de febrero- mi responsabilidad al frente del sindicato independiente, este jueves 16 de febrero se llevará a cabo la elección de quien llegue a continuar los trabajos que hemos realizado y que respecto a este tema, que no es nuevo, llevamos señalándolo mucho tiempo atrás, ellos, el que gane de las dos planillas contendientes, deberá establecer de qué manera enfrentará esta situación que repercute principalmente en detrimento de los derechos laborales adquiridos por antigüedad, escalafón y méritos propios”, recalcó.
De acuerdo con los datos que el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) proporcionó a la diputada Robles Villaseñor, uno de cada dos empleados del Congreso del Estado estaría sobrando, sin embargo, la reingeniería que resaltó la legisladora que debe aplicarse, no toca a los supernumerarios, ni al personal que aparentemente se encuentran de licencia y mucho menos revela si existen más aviadores, pero sirve para “bañarse” en salud, utilizándola como el pretexto perfecto para afectar a los sindicatos y los trabajadores de base que no tienen quien los “apadrine”.